Ya es tradición que durante el verano me pierda en el desván de la casa del pueblo para hacer alguna sesión de fotos. Me gusta mucho sus paredes y suelos viejos, llenos de una mezcla de polvo, suciedad y paso del tiempo. Y me encanta la luz que entra por la ventana.
Esta vez aproveché una cafetera roja que me parece muy fotogénica, y unas berenjenas y pimientos recién cortados del huerto de Abencio, para montar a su alrededor un pequeño bodegón, mezclando también unas frutas de plástico que había encontrado.
Generalmente no me suelo complicar mucho y sólo utilizo la luz de la ventana que entra por la derecha, complementando por la izquierda con el reflector. Sin embargo esta vez estaba por allí Alejandro, así que montamos el flash para que la escena quedara perfectamente iluminada. Hice varias composiciones distintas, pero la que más me gustó fue ésta.
Después, con la cámara en la mano hice esta otra que también me gusta mucho:
