Explosiones en la noche. Maravillas de luz. Colores infinitos. Formas sorprendentes que subrayan la belleza de la naturaleza. Un espacio oscuro roto por un millar de ruidosos sentimientos. Los fuegos artificiales nos siguen haciendo vibrar, como cuando éramos niños. Nos provocan curiosidad, atracción y temor a partes iguales. Todo un reto para el fotógrafo que busca congelar un instante de luces único, imposible de repetir, con un montón de artimañas y un gran esfuerzo técnico para conseguir una imagen inolvidable.